Seguimos de galerías por París, si la semana pasada os llevábamos por la gran Marian Goodman, hoy visitamos a otra de las grandes referencias del galerismo de la capital francesa, Chantal Crousel, de quien hemos podido conocer su trabajo en las dos últimas ediciones de ARCO -si la memoria no me falla este año ha participado con un stand dedicado al arte autoconstruido de Abraham Cruzvillegas-. Completa nuestra visita la magnífica galería de libros de artista mfc-michèle didier.

Esta es la segunda exposición que Crousel le dedica a la artista coreana. Vimos la primera en el espacio de La Douane durante el octubre pasado y con motivo de nuestra visita a FIAC. En La Douane, Yang presentó los Dress Vehicles que se pudieron ver en los Tanks de la Tate el verano pasado. A medio camino entre la instalación y la escultura los Dress Vehicles son estructuras construidas con las persianas venecianas tan habituales en la obra de Yang así como bombillas y demás objetos domésticos en los que el público puede entrar y manipular desde el interior de su estructura, algo así como un taca-taca de bebés que permite activar una escultura en movimiento. En esta nueva exposición Ovals and circles, Haegue Yang continua narrando desde la fluidez. Sus instalaciones son  altamente sensoriales y a menudo no sólo la mirada, sino el tacto, el olfato y en este caso también el sonido forman parte de la experiencia que supone la confrontación con su obra. 

Haegue Yang, Rotating Notes, Galerie Chantal Crousel. 2013. Foto: Camilayelarte

La principal sala de la galería está ocupada por dos esculturas algo antropomorfas, Sonic Brass Dance y Sonic Nickel Dance, en ambas las piernas son las ruedas y el cuerpo está formado por una maraña de cascabeles, como público sólo nos queda empujar con fuerza las esculturas y tratar de moverlas por el espacio expositivo, no es fácil, pesan, y a pesar de que es un artista que invita a la participación, el silencio sepulcral de la galería intimida un poco. Más fácilmente manipulables son la serie de óvalos colgados en las paredes a los que basta darles unas vueltas para que los cascabeles comiencen a sonar y dibujen un círculo en movimiento. Este mismo movimiento fluido es el que invoca Rotating notes, unos plafones con notas textos y citas de autores que abordan el tema de la diáspora post-colonial en Asia, se trata de esculturas que deben ser activadas por el espectador del mismo modo que los ovals, el dibujo circular que crea en el espacio es una especie de metáfora del dibujo circular en el tiempo, de una forma de narrar la historia no lineal sino fluida.

Haegue Yang, Ovals and Circles. Galerie Chantal Crousel. Foto: Camilayelarte

Espacio y tiempo son dos de los conceptos que la artista trabaja a través de los objetos e instalaciones que dispone en el espacio expositivo que es espacio de relación dilatado gracias a la participación física que conlleva la manipulación de las esculturas, pero también espacio limitado por la acotación de algunos ángulos de la sala a través de la disposición de hilos de algodón y líneas de tiza que privan el acceso al público, un poco al estilo Fred Sandback. A este espacio inaccesible se le contrapone la intimidad de lo doméstico de Facilitating Pentagon Seating, donde una serie de mesas bajas pobladas de objetos de lo más dispares apuntan una múltiple significación y existencia del objeto doméstico. Esta obra preludia y anuncia la última y más lograda instalación de la exposición, una habitación empapelada con iconografía Haegueyiana, fruto de la colaboración entre Haegue Yang y Manuel Raede, aquí reconocemos lugares comunes de la práctica artística de la artista coreana, un microuniverso por el que fluir sin saber muy bien hacia dónde ni porqué.

La Galería mfc-michèle didier expone y produce libros de artista. Es una galería que vale la pena tener en la lista de lugares imprescindibles para visitar cuando estéis en París. En esta ocasión hemos podido ver la exposición que le dedica a la publicación de Allan McCollum The Book of Shapes, parte integrante del titánico Shapes Project, iniciado por el artista en 2005. El trabajo de McCollum cuestiona la prevalencia de conceptos jerárquicos en la valoración de lo que es arte. Esta jerarquía es reflejo y herencia -dice él- de un sistema de clases firmemente asentado. 

El valor de la unicidad por encima de la producción en masa justifica que el arte sea producto de lujo y disfrute para una élite. La contraposición entre estos dos sistemas de producción, lo único frente a lo múltiple, o entre el arte y la artesanía/diseño no es debate de hace cuatro días, ya la Bauhaus vivió la tensión que la posibilidad de producción industrial introducía en la altamente categorizada naturaleza del arte.

Allan McCollum, The Book of Shapes. Galerie mfc-Michèle Didier. Foto: Camilayelarte

Allan McCollum, The Book of Shapes. Galerie mfc-Michèle Didier. Foto: Camilayelarte

McCollum juega con una paradoja al combinar ambos sistemas, crea instalaciones que parecen salidas de una fábrica china de producción en serie, pero en realidad están construidas de pequeñas piezas únicas que el artista crea en su estudio, a menudo utilizando objetos encontrados de la vida cotidiana. En The Book of Shapes la fórmula es parecida, McCollum configura un sistema de 31 billones de formas posibles gracias a la combinación de seis grupos de elementos. Si tenemos presente el número de habitantes del mundo, el proyecto ofrece la posibilidad de cada uno pueda tener una forma única, por lo tanto una obra de arte única en el mundo. The Book of Shapes consta de dos volúmenes, en el primero están los modelos de las formas, en el segundo las instrucciones para crear todas las posibles combinaciones. Estas formas, o una selección de ellas, están presentes físicamente o tridimensionalmente en la sala de exposiciones en forma de siluetas de madera así como impresas en tinta y enmarcadas, cual pintura única que es.